TEXTOS DEL LADO OSCURO













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POSTULADO CROWLEY

LA NATURALEZA DE LA BESTIA

MUERTE A LOS MUERTOS

¿QUE ES SATANISMO?

QUE NO ES SATANISMO

CONCEPTOS ERRONEOS SOBRE SATANISMO

EL MITO DE LAS COMUNIDADES SATANICAS

Fragmentos de "el anticristo" de Nietzsche

Lavey El Papa Negro

Hora de Ajustar Cuentas "The Devil´s Notebook" Anton Szandor LaVey

El Grito de Batalla de los Derrotados

Las Tribulaciones




























DEL DIOS OSCURO
 
Escuchad las palabras del Dios Oscuro
que antaño fue conocido como Iakchos,
Donn, Anubis, Hades, Setesh, Hoder
y otros muchos nombres:
Soy la sombra a plena luz del día,
Soy el recordatorio de la mortalidad
en el punto más alto de la vida
Soy el Infinito Velo de la Noche
donde danza la Diosa Constelada
Soy la Muerte que ha de ser para que la vida siga su curso, porque sabed,
que la Vida es Inmortal porque los vivos tiene que morir
Soy la Fuerza que protege, que limita;
Soy el Poder que dice No, y No Más Allá, y Basta, Es Suficiente.
Soy todo de lo que no puede hablarse,
y Soy la Risa al borde de la Muerte
Ven conmigo hacia la cálida oscuridad que nos rodea;
siente mi caricia en las manos, en los labios,
en el cuerpo de quien amas
y transfórmate
Reuníos en la noche sin luna
y hablad en lenguas desconocidas;
La Madre Oscura y Yo os escucharemos,
y el poder será tuyo
Lánzame un beso cuando el cielo haya oscurecido,
y sonreiré, pero no te besaré;
porque mi beso es el último que recibe toda carne mortal.
 































































MUERTO DE AMOR.
 
-¿Está usted enfermo?
- Mi enfermedad no se encuentra consignada en los tratados de medicina, pero tiene un nombre bastante conocido: se llama amor.
Amé a muchas mujeres y fui correspondido por ellas, pero no son esos amores los que me han llevado al umbral de la muerte.
Estoy consumido y muerto por mi sensibilidad jamás adormecida, por mi obstinado entusiasmo,
todo, sin exceptuar ninguna cosa, todo cuanto veo me fuerza a amarla.
Siento fuertemente, y por eso amo fuerte y perdidamente. Tengo también la malhadada pasión de hacer sentir a los demás lo que yo siento
Usted no imagina qué dilapidación de fuerzas, qué gasto de nervios y de sangre me cuesta ese perpetuo amor. Desde hace muchos años casi no puedo dormir, y frecuentemente me olvido de comer. Para el que ama desesperadamente al amor, toda hora de sueño es una hora de ausencia y de pecado, de vergüenza, de martirio
esa llama interna me ha consumido, me derrite, me destruye, me mata. Siento que no puedo resistir más, que estoy ya en vísperas del fin.
Quizá no volveremos a vernos. Acuérdese de mí. El amor ha saturado y colmado mi vida, el amor me mata, ¡adiós!».